LAS MAESTRAS DE 3 AÑOS HEMOS PROPUESTOS A NUESTRAS FAMILIAS UNA ACTIVIDAD MUY BENEFICIOSA PARA TODOS, DEJAR DE UNA VEZ EL CHUPETE. QUEREMOS PREMIAR A LOS NIÑOS QUE LO HAN CONSEGUIDO YA Y A LOS QUE LO VAYAN CONSIGUIENDO Y DE PASO ADORNAR NUESTRO ÁRBOL DE NAVIDAD CON LOS CHUPETES DE ELLOS.
PARA RESOLVER LAS DUDAS QUE TENGAN SOBRE ESTA GRAN MISIÓN LES HEMOS ENTREGADO UN ARTÍCULO MUY INTERESANTE.QUE OS DEJO A CONTINUACIÓN...
El momento de retirar el chupete
El chupete es uno de los objetos más característicos que acompañan a los bebés, pero cuando llega el momento de retirarlo de sus vidas, no siempre resulta tan fácil como nos gustaría.
En el mundo de la pediatría hay detractores y profesionales defensores del uso del chupete, por lo que nosotros no nos atrevemos a potenciarlo ni a desrecomendarlo, será decisión de los padres cómo lo administren en función de las demandas de su hijo y del asesoramiento de los profesionales.
El acto reflejo de succión es algo innato en el bebé desde que está en el feto. Mediante este acto se prepara para nutrirse del pecho de la madre cuando llegue al mundo. Por eso, desde el quinto mes de embarazo, los bebés ya usan el dedo pulgar para aprender a succionar.
Algunos pediatras reconocen que la succión del chupete calma, reconforta y da seguridad al bebé, ya que actúa como sedante. En muchas ocasiones, evita que, en su necesidad de succionar, utilicen el dedo pulgar, algo que no es recomendable por las deformaciones que puede generar en su paladar. A favor del uso del chupete, además, aparecen algunos estudios que lo relacionan con la disminución en las posibilidades de muerte súbita.
Sin embargo, aunque algunos profesionales no se oponen al chupete, no recomiendan que se le ofrezca al bebé al menos hasta que no sepa mamar correctamente, o incluso esperar hasta las dos semanas de vida, y no mantenerlo en ningún caso cuando el niño haya pasado los dos años.
Los aspectos más negativos del chupete tienen relación con las malformaciones dentarias que ocasionan, trastornos bucales como caries o la transmisión de infecciones. Además, a veces retrasa que el niño se acostumbre a la rutina de lavarse los dientes. Eso, sin contar con que, en ocasiones, supone un agravante de heridas en las caídas de los pequeños. En lo que respecta al desarrollo del lenguaje, mi opinión es que cuanto menos tiempo tiene el niño la boca "ocupada con el chupe", más posibilidades tiene de interactuar con el entorno que le rodea y más tiempo de experimentar con el lenguaje en general, más aún cuando nos encontramos con niños que entran a la escuela con él puesto. No he hecho ningún estudio científico, pero en mi práctica profesional ha sido bastante habitual la relación entre la permanencia del chupete un largo tiempo y las dificultades en el desarrollo del lenguaje.
Todos los padres pasan por el momento de tener que retirar el chupete a sus hijos. No solo porque llegada una edad es muy negativo para su desarrollo bucal, sino porque significa un objeto de inmadurez, y socialmente puede ser causa de bromas o críticas por parte de otros padres o de los amiguitos del pequeño.
Es necesario que, llegado el momento, les ayudemos a desprenderse del chupete, pero sin obsesionarnos. Lo mejor es negociar con el niño, hacerles que lo cambien por un premio, razonarles que ya son mayores, o aprovechar alguna fecha importante, como su cumpleaños, Papá Noel o la venida del Ratoncito Pérez, para explicarles que se lo han llevado a cambio de un regalo.
Pero como no siempre es así de sencillo, os dejamos algunos consejos que os pueden servir de ayuda en este trance que a veces es crítico en la vida emocional de algunos niños:
· Debemos evitar utilizar el chupete para nuestra propia comodidad como padres, para que aguanten hasta la siguiente toma.
· Ir disminuyendo los momentos que el niño pasa con el chupete, e intentar que poco a poco solo lo utilice para dormir. Si el chupete es usado sólo para dormir significa que forma parte del ritual de sueño del menor y entonces el objetivo sería agregar o incluir por un tiempo otro elemento distinto (una melodía, un peluche, una mantita, etc.) y luego retirar el chupete. Otras maneras muy efectivas de calmar a un bebé son tomarle en brazos, cantarles o hablarles. A veces no siempre lo material les consuela.
· Si le convencemos en ocasiones para que lo deje, aplaudirle el gesto y decirle lo bien que lo está haciendo: Elógiale cuando deja el chupete o cuando lo use menos, e incluso, prémiale por ello.
· Cuando no tengan el chupete, esconderlo para que no lo vea y vaya olvidándose y dejando de asociarlo a su rutina.
· Intentar hacer un trato con él para que lo deje: Habla con el niño, dile que ya es mayor para llevar chupete, que sus amigos ya no lo llevan.
· Entretenerlo cuando lo pida e intentar que vaya perdiendo la costumbre manteniéndolo ocupado en otra cosa.
· Tener mucha comprensión y no obsesionarse, al final lo conseguiréis: El momento de quitar el chupete es difícil de sobrellevar, no te frustre cuando no haya éxito, eso empeoraría las cosas.
· No precipitarse. No obligues al niño a dejar el chupete antes de que disponga madurez suficiente, porque probablemente empezará a chuparse el dedo.
· El chupete no es un elemento indispensable, pero puede ser útil en bebés particularmente irritables que muestren un efecto positivo con su uso.
Para ello, también es muy IMPORTANTE asegurarse de:
- El niño no está pasando por situaciones de estrés (cambio de casa, cambio de cuidador, hospitalización reciente, etc.). Si esto es así, primero será necesario disminuir el estrés y después despojarlo del chupete.
- El chupete funciona como elemento que da seguridad al niño, si este lo usa de día lo más probable es que requiera mayor seguridad. Ésta también se logra con una actitud cariñosa y firme de parte de los padres, con límites bien definidos en vez de reglas hiperflexibles y ausencia de límites.